viernes, 28 de marzo de 2008

Dios en Creación, y Dios en Providencia

NOTA: Esta entrada es una recopilación de reflexiones escritas a lo largo de 2007. Por tanto, son anteriores a la publicación del artículo de Oliver R. Barclay en Aletheia n.º 31, 1/2007, pp. 39-52 [una publicación de la Alianza Evangélica Española], y no son una respuesta punto por punto al mismo, pero sí que aquí aporto una serie de reflexiones que dan respuesta a algunas de las cuestiones suscitadas por el mencionado autor.

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Diferencias cualitativas entre origen y operación

La detectabilidad del designio especial no excluye en absoluto un designio general en la llamada Ley Natural. Pero la Ley Natural como sistema-marco es cualitativamente distinta del sistema de ingenios e invenciones de los dispositivos de la vida, de sus mecanismos. El vasto sistema de Ley Natural es un sistema de uniformidad de causa y efecto, y constituye el marco operativo que hace que la vida biológica sea posible, aunque no necesaria; manifiesta desde luego un designio y de un propósito. Pero este sistema de operación uniforme de causa y efecto no es la causa, no puede ser el origen, del sistema informático, cibernético de la vida; del mismo modo que las leyes eléctricas, magnéticas, mecánicas que obedece un conjunto de maquinaria en sus operaciones no pueden explicar el origen de la máquina, de todos sus dispositivos —todo esto es resultado de una actividad inventiva que pertenece a otro nivel.

La información no tiene su explicación en la materia ni en la energía. La información es la expresión de un propósito que tiene el fin de plasmar este propósito en la ejecución del mismo y de comunicar información para la realización y el control de los procesos que conducen a un fin propuesto.

La clave reside en que en la cima de la jerarquía está el Propósito de un Ser que, en último término, debe ser reconocido necesariamente como Dios. Y la información es la clave de la vida y de la Revelación. Ambas proceden de Dios. Él es la fuente de la una y de la otra.

Intervención directa y providencia

El DI no pretende atribuirlo TODO a una acción directa, a una intervención directa de Dios —Dios actúa frecuentemente mediante causas secundarias. Lo que hace el DI es aportar unos instrumentos rigurosos para distinguir la acción, la plasmación, de un propósito, de un designio mediante un diseño no aparente sino real, producido de una manera inteligente (por ejemplo, la producción de unos dispositivos, de una maquinaria), en contraste con lo que se produce por la operación uniforme de causas y efectos regidos por leyes (el funcionamiento de la máquina diseñada). La cuestión que discrimina el aparato analítico (el filtro) del DI es que las propiedades del sistema NO pueden dar origen a los elementos de este mencionado sistema natural o tecnológico. Sólo cuando este sistema tiene sus componentes formados y en su lugar correspondiente (clorofila, flagelos, ribosomas, mitocondrias, etc.) se puede mantener mediante toda una serie de procesos conservadores. Pero estos procesos de operación y conservación del sistema NO pueden explicar su origen; esto exige una actividad inventiva, inteligente, FUERA del alcance de las fuerzas y leyes mediante las que funciona el sistema.

El criterio

La pregunta esencial es: ¿Se puede explicar el origen de todo el sistema de la naturaleza mediante las fuerzas que podemos observar en la actualidad? Esto es lo que se deriva de la postura ideológica —expresada por Carl Sagán en la serie Cosmos— que «el Cosmos es todo lo que jamás ha existido, existe o existirá».

Según el materialismo, los fenómenos y procesos básicos de un sistema son los mismos que le han dado origen. «Todo es materia y movimiento». El argumento de los materialistas parece ser que las propiedades del sistema explican el origen del sistema. Lo que surge más bien del examen de las fuerzas que actúan en la naturaleza, en la operación de sus sistemas que siguen una CADENA DE CAUSAS y EFECTOS en el sistema natural, es que son INCOMPETENTES y cualitativamente diferentes de lo que es necesario para ORIGINAR el mencionado sistema.

Al realizar un análisis de la realidad, lo que se observa es que las propiedades del sistema proceden del diseño del sistema. El origen de un sistema ha de ir regido por un plan deliberado, con la aplicación de una energía dirigida por una información que aplica el plan para la constitución de este sistema organizado.

Los escenarios y los actores

La física y la química son ámbitos de uniformidad de la ley de causa y efecto —en biología tenemos una magnitud añadida. Para pasar de los sistemas fisicoquímicos a sistemas biológicos se precisa de la SELECCIÓN de los componentes [concepto del demonio de Maxwell], para lo que es necesario que un agente inteligente disponga de INFORMACIÓN sobre la que actuar deliberadamente a fin de plasmar diseños DINÁMICOS —fuera del equilibrio al que tienden los sistemas fisicoquímicos, y con una necesaria complejidad especificada más allá (a) de toda posibilidad de azar o (b) de la operación uniforme de la ley natural.

Así, tenemos un entorno o escenario, un universo físico-químico donde se hace evidente una operación uniforme de causas y efectos. Y es preciso decir que este mismo universo da evidencia de diseño debido a la absoluta improbabilidad de su estructura, que exige un «ajuste fino», como queda documentado por González y Richards en el libro El Planeta Privilegiado (ver la barra lateral del blog). Pero contra el trasfondo de este universo y de estas operaciones regidas por leyes físicas y químicas, se puede detectar la operación extrínseca de una actividad informadora por la que las estructuras biológicas han adquirido formas y funciones que jamás hubieran podido adquirir por la operación uniforme de dichas leyes, sino que exigen una inteligencia seleccionadora para dicho propósito. Esta Inteligencia se hace evidente de esta forma, y esto tanto desde la intuición más directa como bajo los criterios más exigentes de análisis conceptual y matemático, como lo demuestra Dembski con su filtro para asegurar la presencia de un designio, de un propósito deliberado, en la formación de un objeto o en el acaecimiento de un acontecimiento, lo que proporciona el instrumento para distinguir rigurosamente entre un designio genuino, por una parte, y un azar posible o seguro. Ver las obras recomendadas de Dembski, y también la obra de Woodward.

La acción del azar en los sistemas químicos

«Echar los dados» en un sistema químico introducirá diferencias irrelevantes en dicho sistema químico, cambios en el mismo, pero no lo transformará hacia arriba para formar un sistema biológico integrado, lo cual pertenece a otra naturaleza ontogénica.

Echar los dados solo puede extraer la potencialidad ya existente en los dados, no puede ir más allá.

¿Y con más espacio y más tiempo?

Un ámbito más grande y un tiempo más largo pueden en teoría aumentar las probabilidades de la aparición de una hormona y de su receptor por azar —pero también significarán que su aparición por casualidad estará mucho más separada en el espacio y en el tiempo. Y desde luego se disgregarán a causa de procesos mucho más probables antes que tengan la más mínima posibilidad de encontrarse. Por tanto, el aumento teórico de los ámbitos de espacio y de tiempo no aumentarán en absoluto las probabilidades de la aparición al azar de una estructura biológica integrada.

Sobre la ciencia – su origen y rol

La ciencia había sido aquella empresa humana de estudiar las obras de Dios, esto es, el universo en su totalidad y en cada una de sus partes. Sus operaciones e interrelaciones. Sus relaciones de causa y efecto:

1) Para seguir los pensamientos de Dios después de Él,
2) Para cumplir Su mandamiento de dominio como Sus mayordomos y beneficiarios.

No se trataba en modo alguno de una búsqueda de explicaciones materialistas del origen del Universo, sino una investigación de las interrelaciones de los fenómenos del conjunto materia-energía en el universo creado y ordenado por Dios. Esta investigación ha llegado a dilucidar que el orden creado incluye materia / energía (física, química) y información / dispositivos para el tratamiento de la información (biología).

Una palabra para los cristianos
«¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió.»
(Juan 11:43-44).

Si Dios operase solo mediante procesos y leyes naturales, la resurrección sería efectivamente IMPOSIBLE, porque se trata de algo diametralmente contrario a toda la dirección de los procesos naturales. De hecho, las posturas teológicas del llamado «modernismo» y de la teología dialéctica niegan la realidad de la resurrección y los «prodigios y milagros» de las Escrituras. Como mucho, desde estas perspectivas, servirían como «mitos» didácticos, pero en absoluto se trataría de realidades sobrevenidas en el tiempo y en el espacio.

No obstante, esta postura no tiene nada de «moderna». La encontramos ya expresada en Platón, Galeno y en muchos otros filósofos naturalistas griegos.

Por ejemplo, el célebre Galeno (130-201 d.C.), se enfrentaba así de manera específica al relato del Génesis:
«Es precisamente en este punto que nuestra propia opinión y la de Platón y otros griegos que siguen el recto método de las ciencias naturales difieren de la posición adoptada por Moisés. Para este último parece suficiente declarar que simplemente Dios ordenó que la materia se estructurase en su debido orden, y que así sucedió; porque él cree que todo es posible para Dios, incluso si quisiera hacer un toro o un caballo de un montón de cenizas. Nosotros, sin embargo, no sostenemos tal cosa; decimos que ciertas cosas son de natural imposibles y que Dios ni siquiera intenta tales cosas, sino que él elige lo mejor de la posibilidad del devenir.»


Sobre la utilidad de
las partes del cuerpo,
11:14.

Pablo ya tuvo que hacer frente a todo esto, entre otros pasajes en 1 Corintios 15. El factor capital es: El poder de Dios que ha actuado en la Creación, que ha intervenido en la historia, y que se manifestará introduciendo Su reino.

Es evidente que una lectura coherente de las Escrituras lleva a rechazar el Naturalismo como concepto limitador de las acciones especiales de Dios en creación y en Sus intervenciones en la historia de la Revelación.
Santiago Escuain



Sobre la cuestión particular pero sumamente importante del estado actual de las investigaciones sobre el origen de la vida, recomendamos la lectura de El último testamento de Leslie Orgel, recién publicado.

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